Aina y Pedro, dos historias de correfoc y carnaval

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A Aina Araez la conocí en una parada de bus en Manresa, Cataluña. Recuerdo que al llegar allí nos intercambiamos un escueto “buenas tardes”, y cada una ocupó un extremo del banco para esperar la llegada del transporte. Cuando esté arribó, Aina se anticipó a subir, por consiguiente,  me dio la espalda y pude percibir que en la parte trasera de su abrigo había una imagen que despertó poderosamente mi atención: unos diablitos del correfoc. ¡No lo podía creer! En los próximos 10 segundos empezaron a
revolotear en mi mente unas series de preguntas y de auto respuestas: ¿Esa chica pertenecerá a un grupo de Correfoc? ¡No! probablemente compró ese abrigo en una feria. ¿Si le pregunto se molestará?

A  Pedro Bisonó lo conocí en República Dominicana. Era mi compañero de trabajo y hoy en día es uno de mis más grandes amigos. Sus cuarenta y tantos años de vida se equiparan a los de un hombre de setenta años, puesto que hace alarde de llevar en sus hombros una mochila plagada de vivencias, algunas inenarrables e insólitas, pero todas muy risibles. Paradójicamente, Aina y Pedro no se conocen, viven en lugares muy
distantes y disímiles, pero tienen algo en común: ambos, a su estilo y en su tiempo, han mostrado su pasión y compromiso por la cultura a través de un disfraz.

Aina Airaz disfrazada de diabla correfocAina tiene 20 años de edad y desde que alcanzó la adultez pertenece a la agrupación de diablos del Correfoc del pueblo Barberà del Vallés. El correfoc es una manifestación cultural y popular propia de algunas ciudades de España, entre ellas Cataluña, cuyo principal elemento diferenciador y destacable es el fuego.

Básicamente, un grupo de personas vestidas de diablos, con tridentes ardientes y petardos en mano, desfilan por las calles al ritmo de la música desprendiendo vistosidad y calor. Por su lado, el público valeroso les desafía, sin importar el riesgo. Es algo muy similar a lo que ocurre en el carnaval dominicano, la diferencia es que en el paradisíaco destino caribeño prefieren utilizar una vejiga hecha a base de ubre de vaca, en vez del fuego, para responder al arrojo del público con un golpe en sus glúteos y piernas, provocando dolor y risa a la vez. “Dar un vejigazo es pleno. Escuchar a la gente decir ‘ese si da duro’ da más satisfacción todavía” reconoce Pedro, con la peculiar sinceridad que le caracteriza.

Pedro cuenta con orgullo ser uno de los fundadores, en 1987, del primer grupo organizado de Lechones del barrio de los Jardines, en Santiago (el lechón es un personaje carnavalesco dominicano cuya careta o máscara tiene algunas semejanzas al cerdo, pero con cuernos integrados). Lo cierto es que era prácticamente un niño cuando empezó su relación amorosa con este personaje, que ha formado parte especial en su vida.

A diferencia de él, Aina no tuvo el flechazo de cupido durante su niñez; de hecho, le tenía miedo a los correfoc. Pero al crecer y por influencia de sus amigos quiso probar. Cuando lo hizo no pudo dar marcha atrás. La adrenalina le invadió y desde entonces es una apasionada del fuego. “La primera vez que tocas el fuego de esta manera te da miedo, pero después que lanzas el primer petardo solo quieres seguir, seguir y seguir”, confiesa.

Pedro Bisonó disfrazado de diablo cojuelo carnaval dominicano
Pedro Bisonó dando un vejigazo

Hoy en día, Pedro y los demás lechones dejaron de ser compañeros para convertirse en una familia. Cada sábado se reúnen a compartir un par de cervezas, contar anécdotas pícaras y reír. Anualmente ofrecen una misa para agradecer a Dios por el grupo que les unió y en la actualidad muchos de sus hijos y sobrinos llevan las riendas de la agrupación. “Dejé de disfrazarme en el 2012, pero todavía tengo la sensación de estar ahí, bailando y dando vejigazos. Es una experiencia indescriptible”, asegura.

Después de escribir esto, concluyo que la cultura es mágica y de alguna manera nos aúna. Probablemente, Aina y Pedro nunca lleguen a verse en la vida, pero sus fuegos y vejigas han aportado su grano de arena en la historia de la cultura de sus respectivos países.

Si quieres descubrir más acerca de estas tradiciones, te invito a que leas el artículo que publicamos sobre el paralelismo entre el correfoc y el carnaval dominicano.

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5 Comentarios

  1. «Correfoc» me sorprendo y digo: magia negra, energía oscura, que rayos es. Jijijjiji gracias por aportar para reducir mi bajo nivel de cultura internacional. Jijiji

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