Wenmi y Rafa, un amor domínico – español

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El 23 de febrero de 2012, Wenmilennys Peña  se sentía nerviosa, expectante y algo insegura pues vería a sus futuros suegros por primera vez – como es natural-, sin embargo, existía un agravante: el lugar de encuentro sería la habitación de un hospital. El padre de Rafael Puga, (su otrora novio, hoy esposo) padecía de un cáncer de páncreas terminal.

Yo sabía que mi padre no vería a mis futuros hijos y por eso quería que al menos, conociera a la mujer de mi vida”, rememoraba Rafael. Para esa fecha contaban con pocos meses de relación sentimental, no obstante, él albergaba en su corazón la profunda certeza de que ella sería el complemento ideal para su vida y que la querría a su lado por siempre.

Recuerdo que cuando entré en la habitación el padre de Rafa se cubrió los ojos por unos segundos. Luego me acerqué a su cama y él me abrazó y besó”, comenta Wenmilennys con los ojos vidriosos. Cuatro días después su suegro falleció.

Esos días fueron muy difíciles y cruciales para la incipiente relación. Ese hecho fue determinante para sus vidas y les unió muchísimo más. “Increíblemente, aunque perdí a una de las personas  más importantes de mi vida, Dios puso en mi camino a otra muy importante. Una gran mujer. Mi equilibrio”, reflexionaba.

Un poco de su historia de amor

Rafa y Wenmi (como le llaman sus cercanos) conforman una joven pareja de esposos en la que no solo se une el amor, sino que también se entrelazan dos naciones: República Dominicana y España. Sus orígenes culturales disímiles no han sido una barrera para su relación, más bien, la ha favorecido pues cada uno ha sabido acoplarse y tomar lo mejor de cada tierra.

Ellos residen en Barcelona y son dos apasionados a viajar, el cine y a comer.  A sabiendas de ello, al preguntarles por el plato autóctono que más le gusta de cada lugar, él se decantó por los fritos con salami -a los que catalogó de sagrados- y ella abrazó a la paella. Aunque a lo largo del año siempre intentan conocer nuevos destinos alrededor  del mundo, República Dominicana siempre es una parada obligada para recargar fuerzas con los mimos de la familia.

Es sorprendente como el dominicano, aunque no te conozca, te abre las puertas de su casa. Sin importar si es pobre o no, comparte contigo lo que tiene en la mesa. Además de ello, tiene un amor  incondicional hacia su familia…” relataba con gran entusiasmo. Mientras esto ocurría, Wenmi le observaba absorta al escucharle hablar de su gente con tanta vehemencia.

Finalizo con el principio…

La primera pregunta que les hice al iniciar la entrevista fue ¿qué te enamoró de tu pareja? Y casi al unísono respondieron “su gran corazón”. A seguidas, una tímida sonrisa afloró en el rostro de Wenmi, secundado por un profundo suspiro a lo que me dio la impresión de que estaba hurgando en su interior para encontrar las palabras idóneas que describiesen a su compañero de vida: “a su lado me siento protegida. Es un hombre sentimental, entregado y está muy unido a mí. Además, me encanta la manera en que trata a su madre”. Por su lado, él con gran contundencia en sus palabras replicó “en ella me impactó su contrapunto de inocencia mezclado con bondad, locura y… pasión”.

El amor de Wenmy y Rafa suena a merengue y sabe a paella y a jamón serrano. Une el vino y la cerveza Presidente en una misma mesa, en la que hay espacio para hablar de  la pelota dominicana y del Barça, a la vez. Una relación que se pinta de colores  y enarbola la consigna: ¡el amor existe y vale la pena buscarle, no importa en que lugar del mundo se encuentre!     

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